Publicó mi amigo una entrada en un blog suyo hace ya un año, que hago un copia pega porque me parece que es de una actualidad abrumadora.
Luego hace unas preguntas que es obligado que las contestemos: ¿Por qué se tiene que obedecer al resto?
No, no he encontrado la "nueva línea editorial, ni he mejorado de ánimo, es simplemente que estoy reflexionando profundamente y en esa reflexión me he topado con esta entrada antigua tan actual, y es que un año no es nada.
En el artículo, mi amigo suelta unas frases que son contundentes como tuits, verdades del barquero que son difíciles de cuestionar, destaco éstas:
- Nada hay intocable en esta sociedad y nada es digno de respeto u obediencia, sólo rige la ley del más fuerte.
- El honor, que antes era divisa de las instituciones del estado también está en solfa, la autóritas del padre, del maestro ya están obsoletas .
Luego hace unas preguntas que es obligado que las contestemos: ¿Por qué se tiene que obedecer al resto?
Sólo el ejercicio de la violencia hará posible la obediencia. Si hasta ahora el monopolio de la violencia estaba en manos del estado, ahora que todo salta por los aires
¿será del más atrevido?
Como diría nuestro presidente: "Pues eso".
Tribuna de un Quixote
Atalaya ciudadana contra la corrupción y la mala praxis política.
miércoles, 22 de enero de 2020
Estamos en el tiempo de las tazas colmadas
Estamos en el tiempo de las tazas colmadas. Hasta ahora el tema catalán se había llevado con una política de apaciguamiento, sin enfrentamientos directos como en el siglo pasado, ahora en el tiempo Sánchez Castejón hemos pasado a la genuflexión virtual, que no real por ser imposible con la actual Constitución; no podemos decir que hay una entrega de dignidad porque uno que no la tiene no la puede ceder, es por lo tanto un imposible deducir pérdida o menoscabo de ella.
Lo que está ocurriendo es que hasta el más remiso a ver lo evidente, lo ve ya: el insaciable apetito de los secesionistas; ya es visible que los moderados no eran nada más que hipócritas, y que los contemporizadores solo eran unos cobardes egoístas arropados en una bandera en la que no creían.
¿Es Sánchez no un felón, si no un instrumento para visualizar algo?
¿Es un revelador que colorea la materia base?
Gracias a los tiempos Sanchistas se visualiza que la Justicia nunca ha sido imparcial, que los jueces son nombrados por los partidos y éstos les influyen. Que nadie, aunque la invocan constantemente, cree en la democracia y en la libertad, que la virtud y la libertad, así como los demás valores morales y cívicos son constantemente mancillados, que la Constitución (la que sea) solo es papel mojado y que también se violenta como se ha violentado el artículo constitucional que asegura que todos somos iguales ante la ley (ley de género, por ejemplo).
Si una sociedad no clama ante esto, si los partidos, incluso presumen de esa ley, se han ciscado todos juntos en la Constitución.
La conclusión es obvia: Nada hay intocable en esta sociedad y nada es digno de respeto u obediencia, sólo rige la ley del más fuerte.
El honor, que antes era divisa de las instituciones del estado también está en solfa, la autóritas del padre, del maestro ya están obsoletas .
¿Por qué se tiene que obedecer al resto? Sólo el ejercicio de la violencia hará posible la obediencia. Si hasta ahora el monopolio de la violencia estaba en manos del estado, ahora que todo salta por los aires ¿será del más atrevido?
Sin reparo ninguno, una ministra nos aclara lo que siempre han pensado: "Los niños no son propiedad de los padres” dejando claro el viejo dogma del totalitarismo: “Los hijos de los hombres pertenecen al estado”.
El cómo terminará esto no lo alcanzo a ver, aunque presumo que no será agradable.
Tribuna de un Quixote
Atalaya ciudadana contra la corrupción y la mala praxis política.
miércoles, 22 de enero de 2020
Estamos en el tiempo de las tazas colmadas
Estamos en el tiempo de las tazas colmadas. Hasta ahora el tema catalán se había llevado con una política de apaciguamiento, sin enfrentamientos directos como en el siglo pasado, ahora en el tiempo Sánchez Castejón hemos pasado a la genuflexión virtual, que no real por ser imposible con la actual Constitución; no podemos decir que hay una entrega de dignidad porque uno que no la tiene no la puede ceder, es por lo tanto un imposible deducir pérdida o menoscabo de ella.
Lo que está ocurriendo es que hasta el más remiso a ver lo evidente, lo ve ya: el insaciable apetito de los secesionistas; ya es visible que los moderados no eran nada más que hipócritas, y que los contemporizadores solo eran unos cobardes egoístas arropados en una bandera en la que no creían.
¿Es Sánchez no un felón, si no un instrumento para visualizar algo?
¿Es un revelador que colorea la materia base?
Gracias a los tiempos Sanchistas se visualiza que la Justicia nunca ha sido imparcial, que los jueces son nombrados por los partidos y éstos les influyen. Que nadie, aunque la invocan constantemente, cree en la democracia y en la libertad, que la virtud y la libertad, así como los demás valores morales y cívicos son constantemente mancillados, que la Constitución (la que sea) solo es papel mojado y que también se violenta como se ha violentado el artículo constitucional que asegura que todos somos iguales ante la ley (ley de género, por ejemplo).
Si una sociedad no clama ante esto, si los partidos, incluso presumen de esa ley, se han ciscado todos juntos en la Constitución.
La conclusión es obvia: Nada hay intocable en esta sociedad y nada es digno de respeto u obediencia, sólo rige la ley del más fuerte.
El honor, que antes era divisa de las instituciones del estado también está en solfa, la autóritas del padre, del maestro ya están obsoletas .
¿Por qué se tiene que obedecer al resto? Sólo el ejercicio de la violencia hará posible la obediencia. Si hasta ahora el monopolio de la violencia estaba en manos del estado, ahora que todo salta por los aires ¿será del más atrevido?
Sin reparo ninguno, una ministra nos aclara lo que siempre han pensado: "Los niños no son propiedad de los padres” dejando claro el viejo dogma del totalitarismo: “Los hijos de los hombres pertenecen al estado”.
El cómo terminará esto no lo alcanzo a ver, aunque presumo que no será agradable.
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